domingo, 30 de mayo de 2010

Hace justo un año todo parecía distinto. Ahora, ¿importa algo? ¿Quizás es que yo no significo nada?


Sobre todo, he aprendido que, para ser feliz, hay que haber sido infeliz. Sin el aprendizaje del dolor, la felicidad no es sólida. El amor que dura tres años es el que no ha superado montañas o frecuentado los bajos fondos, el que ha sido servido en bandeja. El amor sólo dura si ambos saben lo que cuesta, y vale más pagar por anticipado, si no te arriesgas a tener que pagar la cuenta a posteriori. No hemos sido preparados para la felicidad porque no estamos preparados para el dolor. Hemos crecido en la religión de la comodidad. Tenemos que saber quiénes somos y a quién amamos. Tenemos que estar agotados para vivir una historia inagotable.
Frédéric Beigbeder. El amor dura tres años.Sobre todo, he aprendido que, para ser feliz, hay que haber sido infeliz. Sin el aprendizaje del dolor, la felicidad no es sólida. El amor que dura tres años es el que no ha superado montañas o frecuentado los bajos fondos, el que ha sido servido en bandeja. El amor sólo dura si ambos saben lo que cuesta, y vale más pagar por anticipado, si no te arriesgas a tener que pagar la cuenta a posteriori. No hemos sido preparados para la felicidad porque no estamos preparados para el dolor. Hemos crecido en la religión de la comodidad. Tenemos que saber quiénes somos y a quién amamos. Tenemos que estar agotados para vivir una historia inagotable.
Frédéric Beigbeder. El amor dura tres años.

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